Después de la intensa lluvia, vino la tregua. La noche de la Carrera Nocturna del Guadalquivir se presentaba agradable. Quizás con una humedad que, pasados los kilómetros, hacía brotar intensamente el sudor de los corredores. Es esta edición se notaba un bajón en la participación y, al mismo tiempo, una mejor preparación e interés en correr.
La salida fue más fluida que en años anteriores, lo que redundó en la comodidad de todos los corredores.
Volví a terminar una nueva edición entrando en el Estadio en buenas condiciones, por lo que me siento satisfecho.
Mañana, domingo, espero estar recuperado para correr en Montequinto en buena forma.