Salí de Redondela para recorrer los dieciocho kilómetros que separan dicha localidad de la capital. Hoy he tener ocasión de ver la mejor vista paisajística, hasta ahora; desde un alto en un camino fácil y bien acondicionado se tiene ocasión de contemplar la ría de Vigo.
Lástima que al acabar, cuando bajas del mencionado alto, tienes que recorrer casi un kilómetro por el peligroso arcén de la N -550 hasta entrar en Arcade.
Después de esta población, a poca distancia se llega a Puente Sampaio; el Camino por las empinadas calles de este pueblo pone a prueba las piernas del peregrino.
Ya queda poco para llegar a Pontevedra aunque, de nuevo, la carretera será el acompañante del peregrino.
El albergue de Pontevedra está muy bien, se encuentra cerca de las estaciones de autobuses y de tren.
Recordar Pontevedra, es recordar la desdicha que tuve cuando al tropezar con una baldosa mal colocada sufrí una tonta caída y me fisuré el radio de la mano derecha. Aquí se acabó, este año, el Camino.
Lástima que al acabar, cuando bajas del mencionado alto, tienes que recorrer casi un kilómetro por el peligroso arcén de la N -550 hasta entrar en Arcade.
Después de esta población, a poca distancia se llega a Puente Sampaio; el Camino por las empinadas calles de este pueblo pone a prueba las piernas del peregrino.
Ya queda poco para llegar a Pontevedra aunque, de nuevo, la carretera será el acompañante del peregrino.
El albergue de Pontevedra está muy bien, se encuentra cerca de las estaciones de autobuses y de tren.
Recordar Pontevedra, es recordar la desdicha que tuve cuando al tropezar con una baldosa mal colocada sufrí una tonta caída y me fisuré el radio de la mano derecha. Aquí se acabó, este año, el Camino.
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