El día estaba nublado. La temperatura algo más alta de lo habitual en el mes de noviembre.
Los paisajes de la sierra mostraban un colorido diverso, verdes en distintas tonalidades junto al amarillear de algunos árboles, lo que junto al blanco de las casas de los pueblos formaban un pintoresco cuadro natural.
En los arroyos corría el agua, aunque no en abundancia, algunas setas aparecían en los márgenes de sendas y caminos; los rebaños de cabras y la la presencia de cerdos y vacas completaban el paisaje que los senderistas podíamos contemplar.
A medida que pasaban las horas, el sol hacía su aparición.
Un día realmente bonito en el que disfrutar de un paseo por la Sierra de Aracena.
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