"Las noches de aquellas ferias....También los niños teníamos allí nuestro gozo. Quizá nuestra divina alucinación. Caballitos angélicos, clavileños surcadores de las puras e incontaminadas regionesdel fuego y del aire del corazón de los niños; cerditos "cerditos prácticos", jocundos y orondos, deun Walt Disney ahora que los niños del primer carrusel a vapor no podían presentir. ¡ Y la "calle de los juguetes"! ¿Quién inventó hibérbole tan sugestiva como esta de una "calle de los juguetes" ? Juguetes , toda una calle de juguetes, todo el placer hecho camino. ¡ Y la "calle de los turroneros"! Maravillosas calles para una ciudad de Dios de los inocentes. A la Feria de Abril llevaban los hebreos el mejor turrón de sus obradores de la Lumbreras, un último vestigio del "ghettio" sevillano. Y con el turrón, las charoladas cajitas de confitura, con cenefaqs de papel rizado y picado como encaje de oro. Y el dátil, más dulce que la voz de un salmista. Y el pedregal abrupto de la almendra con garrapiñada. Las tablas lisas, de pino, crudo, de los puestos, se revestían de lienzos lanquísmos, franjeados de verde o de rojo - como "floridos altaricos" del regalo -, y, sobre ellos, los sillares del turrón, jaspeados por las gajos de fruta, alzándose en gloriosas murallas de una Jericó de la dulzura,allí estaban David, Samuel, Abraham - patriarcales y benévolos, acariciándose, una con otra, las manos untosas, muy suavemente, dispensando, bajo el "turbach" pintoresco,la sonrisa quue lubrifica las transacciones.
Pero los niños no sabíamos de vida cosa mayor. OLos niñoa únicamente sabíamos del temblor de la váspera de la ferias.Y del naufragio en los sueños de la madrugada en un fabuloso archipiélago de Gran Mar de Azúcar".
El 23 de Abril de 1952 el diario ABC de Seviila recoge un texto de Rafael Laffón sobee las Ferias de los primeros años del siglo XX al que pertenece este bello fragmento que reproducimos.
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