Caminos llanos sin dificultad para el peregrino salvo que diversos tramos se encontraban embarrados haciendo más penoso el avance. El lodo pegajoso añadía peso a la suela de las botas y se hacía resbloso el caminar.
Por fín tras unos diecisiete kilómetros aparecía Almendralejo. Lástima que en el bonito pueblo extremeño no haya un albergue en el que descansar cunado aún faltan más de diezx kilómetros para llegar a Torremejías
Diecisèis kilómetros largos nos separan de Mérida. Escasa señalización y contradictoria a veces.
Como en la etapa anterior, estaba lloviendo, el barro hacía dificultosa la marcha; optamos por hacer buena parte de nuestro recorrido por la carretera con todo lo que ello significa.
Pro , al fín, allí estaba esperándonos el impresionante puente romano,
Mérida, además de sus famosísimos monumentos romanos posee una Alcazaba árabe que en nada debe envidiar a los templos, teatros o anfiteatros del Imperio.
Mérida bien merece unos pies cansados por unas "millas de calzadas" recorridas.
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