Muy temprano abandoné el albergue y, después de desayunar, comencé la jornada. Dieciseis kilómetros debía recorrer hasta llegar a O Porriño.
La ermita de la Virxen do Camiño, a la salida de Tui me sirvió de referencia para seguir la dirección correcta: El Camino está bien señalizado, aunque no debe distraerse el peregrino si no quiere perderse.
Al principio se avanza por un andadero, paralelo a la carretera, aunque más adelante se interna en una zona boscosa atravesándose el Ponte dos Febres y, después el de Orbelle.
Hay una zona recreativa con bancos, fuentes y una especie de bar o cantina,aunque cuando pasé estaba cerrado.
Desde la zona recreativa,que está en alto,se observa lo que le espera al peregrino hasta llegar a su destino.
Un inmenso polígono industrial con una larga calles de casi tres kilómetros,con un intenso tráfico de camiones. El "progreso".