Después del interminable primer día de camino, nos despertamos pronto ansiosos de conocer los lugares más importantes de Rabat.
La noche anterior habíamos pasado por delante de la puerta principal del Palacio Real, creo recordar que se llamaba la puerta de los embajadores.
El Palacio Real está precedido por una gran explanada en la que junto a una pequeña mezquita pueden verse bellos jardines.
Al interior del recinto principal del palacio sólo pueden acceder algunas personas, entre ellas las que forman parte del servicio del monarca.
Para ser la primera visita del día no dejó de impresionarme este hermoso monumento marroquí.
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