A cada paso que avanza el peregrino va descubriendo sitios y lugares. Gentes y pueblos. Como testigo, credencial de su Camino, los sellos que atestiguan su llegada a esos rincones escondidos.
Si los sellos, en su personal variedad, forman parte del encanto del Camino, no olvidemos que en el corazón del caminante hay incluso más sellos indelebles que irán unidos a la existencia.
¡ Cuántos recuerdos nos traen estos sellos! ¡ Cuántas vivencias y anécdotas vividas!
Los sellos y quienes gentílmente nos sellaron. No podemos olvidar la hospitalidad que recibimos y que , de alguna manera, queda sellada en nuestra memoria.
Todavía no están todos. espero que las fuerzas, la ilusión y la salud me permitan poder seguir cosechando en nuevas Credenciales otros sellos de otros Caminos.
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