miércoles, 31 de julio de 2013

MAÑANAS DE VERANO EN SEVILLA

 
 
Último domingo de julio. Son casi las nueve de la mañana y el ambiente es fresco para la época del año.

 
La ciudad apenas ha despertado. Las calles están casi vacías, sólo unas cuantas personas van y vienen. Algunos ciclistas y algunos corredores que aprovechan las suaves temperaturas.

 
Una luz especial llena los rincones de la ciudad que parece más hermosa aún.

 
Sevilla, por más que la conozcamos, siempre nos muestra un nuevo detalle en el que la belleza y el arte sorprenden al obsevador.



 
En estos tranquilos paseos podemos alzar la vista y descubrir aspectos que a diario, con las prisas de la vida diaria, escapan a la vista.


Calles desiertas en las primeras horas del día. Cuesta imaginar el trajinar cotidiano de coches, bicicletas y peatones que frecuentan estos lugares habitualmente.

lunes, 29 de julio de 2013

OTRAS IMÁGENES DEL CAMINO.-

 
¡ Cuántas historias y leyendas guarda el Camino!

 
¡ Cuántas sorpresas y noticias por esas lejanas tierras!

 
Hechos del pasado que se reviven en los rincones más inesperados.

 
Tradiciones y costumbres; gastronomías asturiana y gallega, delicias para el paladar.

 
Como la vida misma, los obstáculos que quieren detener tu marcha. Las dificultades que, una vez superadas, nos alegran en nuestro diario caminar.



 
Para calmar la sed del peregrino, el agua de las fuentes o una fresquita gallega.

 
Un fiel amigo. Él conoce el sonido de los pies del caminante y sigue a lo suyo, no se inmuta.

 
Vinos y poetas....
 
 
Tierras y hombres. Hombres y animales unidos en la dura tarea de sacar el diario sustento.

EPÍLOGO.- ( LUGO )








 
Las  imágenes hablan por sí solas.

domingo, 28 de julio de 2013

CAMINO PRIMITIVO.- ( XII )

 
Salí temprano de Castroverde. Después de tomar un desayuno abandoné la ciudad, adentrándome en el sendero dispuesto a recorrer los últimos veinte kilómetros de mi Camino este año.

 
Seguí pasando por lugares de gran belleza. Caminos entre bosques de altos y robustos árboles. Aunque todos comentan la falta de lugares en los que avituallarse, me sorprenden dos máquinas expendedoras al borde del Camino y perfectamente señalizadas. Al lado de una de ellas hay incluso una sombrilla, una mesa y unas sillas.
 
   
 
La entrada en Lugo, contrariamente a lo que sucede en la mayor parte de las grandes ciudades, es una transición  suave ,entre el ambiente rural y la urbe sin pasar por los feos polígonos industriales de otros lugares.

 
Lugo nos recibe con la vista de sus históricas murallas.
Aquí por decisión propia abandono esta aventura no sin pena, aunque satisfecho y contento.
Tengo todo el día para conocer la ciudad.

sábado, 27 de julio de 2013

CAMINO PRIMITIVO.- ( XI )



Finalmente decidí partir la etapa hasta Lugo. Hice una pequeña etapa hasta Castroverde, alrededor de nueve kilómetros y dejé para el día siguiente los veinte que me separaban de Lugo.
En poco más de una hora llegué a Vilavade pudiendo contemplar su preciosa iglesia.

 
El camino es fácil; pequeñas subidas y bajadas con buen piso - en ocasiones pistas asfaltadas.
Este día pude ir a un ritmo de unos cinco kilómetros a la hora lo que hasta ahora la dureza del perfil había hecho imposible.
A la entrada de Castroverde se encuentra un moderno albergue que, según me comentaron, entró en funcionamiento el año pasado.

 
Era domingo, a pesar de lo cual había cierto ambiente en el pueblo. No era un domingo cualquiera, se trataba de un domingo de "feira"

 
Cada quince días se celebra un mercado en Castroverde en las afueras del pueblo. Junto a mi amigo peregrino, con el que he compartido estos días, fui a ver la feria tratando de encontrar un lugar en el que probar el pulpo gallego.

 
El "pulpeiro" no para de preparar la suculenta ración que será consumida sentado en una mesa junto a la feria. En las casetas hemos visto como se venden diversos productos de alimentación, herramientas, etc.
También se celebra una subasta de ganado; hoy había sólo unas cuantas vacas.
 
 
La torre del homenaje es testigo de la existencia, en otros tiempos, del castillo de Altamira.

 
Hoy me alegro der haberme parado en Castroverde. He podido degustar el suculento pulpo y conocer una "feira" que me ha hecho pensar en cómo sería la vida por estas tierras en épocas pasadas.
 

viernes, 26 de julio de 2013

CAMINO PRIMITIVO.- ( X )

Amaneció una vez más con niebla. Desde Fonsagrada a O Cádaco- Baleira son unos veinticinco kilómetros, según algunas guías y treinta y uno según otras; a eso hay que restarle los tres kilómetros desde Fonsagrada a Padrón donde dormí la pasada noche.


Caminando durante bastantes kilómetros por espesos bosques llegué hasta Paradavella. Poco antes de esta localidad se encuentra bar en medio del camino. Es uno de esos sitios que nunca pasarán al olvido. Después del primer largo trecho recorrido, encontrar un lugar en el que tomar algo y descansar es reconfortante. En el bar una amable señora atiende a los peregrinos, sella la credencial y responde a nuestras preguntas.


Todos hablan de la infernal subida a Lastras. En el bar, la señora nos comenta que están recomendando subir por carretera porque el piso por el Camino está húmedo y resbaloso. Hago caso a la indicación y subo por el arcén de la carretera.


 
Son las doce y media de la mañana cuando estoy sentado en Fontaneira tomando una cerveza. Salí del albergue de Padrón sobre las siete de la mañana por lo que llevo hasta ahora unas cuatro horas y pico. Se ha abierto el día y ya no hay niebla.
 



La etapa sin ser dura tiene su dificultad por lo que el avance no es tan ligero como podría esperarse. El Camino no es una competición, es para disfrutarlo, aunque a veces el temor a encontrar el albergue completo haga que los peregrinos salgan muy temprano y aceleren el paso para terminar pronto la etapa.

 
Al final del día encuentro una  bajada hasta O Cádavo que machaca mis rodillas. El albergue está bien y no tengo problema para encontrar mi deseada litera baja.
Por la tarde ttuve tiempo para pensar al día siguiente iba a parar en Castroverde o iría directamente hasta Lugo.

jueves, 25 de julio de 2013

CAMINO PRIMITIVO.- ( IX )

 
Desde Grandas de Salime a Fonsagrada hay unos veintiséis kilómetros. Se abandona Asturias, nada más pasado el puerto de El Acebo, y se entra en Galicia.



Es una etapa sin mucha complicación aunque resulta algo larga si añadimos los más de mil metros que separan el centro de Fonsagrada del albergue que se encuentra en Padrón.



En Fonsagrada es necesario proveerse de lo preciso para cenar, pues en Padrón no hay ningún establecimiento en el que tomar algo.

 
El Camino sigue ofreciéndonos imágenes hermosas. Paisajes en los que la mano del hombre deja su huella y construcciones con encanto.

 
El albergue no es de los mejores del Camino pero no está mal.

 
Van pasando los días y cada vez está más cerca el final.

miércoles, 24 de julio de 2013

CAMINO PRIMITIVO.- ( VIII )

Después de la dura etapa de ayer, hoy teníamos ante nosotros otro fuerte desafío. La etapa no es muy larga, apenas unos dieciséis kilómetros - más o menos - pero es muy exigente.
 
 
 
 
 
Nada más salir del albergue de La Mesa comienza una ascensión de  kilómetro y medio, hasta llegar cerca de los aerogeneradores. Una vez alcanzada la cima nos espera una larguísima bajada, casi ocho kilómetros en zigzag bordeando el embalse de Salime.
 

 
Las vistas siguen siendo espectaculares aunque, en ocasiones, el caminante está más pendiente del suelo que pisa que de otras cosas. La interminable bajada deja su huella en las rodillas y, aunque parezca mentira, a veces se  alegra uno al encontrar un pequeño repecho en el que descansen los maltrechos músculos que se castigan en la bajada.

 
Pasado el embalse nos aguardan unos seis kilómetros de subida hasta llegar a Grandas de Salime. Encontrar el hotel Las Grandas y poder descansar mientras se toma algo es un gran alivio.
En Grandas no podemos dejar de visitar la iglesia parroquial de San Salvador.
 .



Quien pase por este pueblecito tampoco debe perderse la visita a su Museo Etnográfico. Realmente es un museo extraordinario en el que podemos hacernos una idea bastante fiel de la vida y las costumbres de los hombres y mujeres de estas tierras asturianas.



En el albergue de Grandas de Salime descansé pensando que lo más duro del Camino Primitivo ya había pasado.