Desde Tosantos salimos con intención de llegar hasta Atapuerca. Yo guarda la ilusión de poder visitar el yacimiento arqueológico. Pero, no siempre las cosas salen como uno planea. Al salir de Villafranca Montes de Oca tropecé con la raíz aérea de un árbol y me lastimé el dedo pulgar del pie derecho.
Los kilómetros que nos restaban de etapa los pasé mal. Temía haberme fracturado algún hueso. Continué como pude, no quise quitarme la bota para comprobar el daño por miedo a que se pudiese hinchar el dedo.
Después de descansar un rato en San Juan de Ortega decidimos terminar en Agés a unos pocos kilómetros de Atapuerca.
En Agés la hospitalera, Cristina, al verme andar se preocupó por mí y me ofreció hielo para mi maltrecho pie.
Siempre le estaré agradecido.
La tarde la empleé en dar una vuelta, corta vuelta, pues el pueblo es muy pequeño y mi pie tampoco me permitía hacer locuras.
Para mi sorpresa y alegría al levantarme por la mañana el dolor había desaparecido y pude reemprender la marcha sin dificultad