Seguíamos por tierras riojanas. Llegamos a Nájera.
Tras cruzar el puente sobre el río Najerilla nos dirigimos hacia el albergue; allí encontramos un buen número de peregrinos que esperaban su apertura.
Después de asearnos e instalarnos nos fuimos a buscar u lugar donde reponer fuerzas.
Por la tarde, en mi afán de conocer lo sitios por los que voy pasando, doy un paseo y termino sentado en la terraza de un bar mirando hacia la rivera del río.
Compro algo para la cena y en al comedor del albergue me dispongo a dar cuanta de ello. Junto a mí un grupo de peregrinas y peregrinos que hacen planes para desviarse del Camino y llegar hasta San Millán de la Cogolla.
Estoy tentado de hacer lo mismo, pero son diecinueve kilómetros saliéndose del Camino por lo que desisto de mi idea con pena pues me perderé conocer San Millán y no podré admirar una de las impresionante muestra del rómanico español.
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