La etapa se presentó muy llana, sin dificultad alguna.
Llego a Tapia de Casariego, un pueblo muy volcado al turismo en el que pude contemplar hermosas playas. A unos tres kilómetros antes de Tapia de Casariego se encuentran las ruinas de un antiguo hospital de peregrinos; junto a él , cuando buscaba un lugar donde tomar algo, unas personas muy amables me dieron agua y una silla para descansar y, por si fuera poco, al despedirme de ellos la señora me ofreció una lata de cerveza bien fresquita.
Los paisajes que se pueden ver en esta etapa son impresionantes.
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