Paramos en Tosantos.
Tosantos es uno de esos pequeños pueblos con apenas unas cuantas casa y pocos vecinos.
El albergue, aquí lo llaman Hospital de peregrinos, es una casa de arquitectura tradicional.
El hospitalero nos explica como funcionan. Por un donativo tienes una colchoneta para dormir y la posibilidad de compartir la cena con los demás peregrinos, además del desayuno.
Los hospitaleros proporcionan los ingredientes para la cena y entre todos se prepara la comida.
Nos dice el amable hospitalero que tiene también una pequeña capilla en la que, si te apetece puedes compartir la oración.
Entro en pequeña capilla, es preciso descalzarse antes, me siento en el círculo que forma el resto de peregrinos y participo en la ceremonia. Al final de la misma el hospitalero saca de una urna unos papelillos en lo que están escritos los deseos de los peregrinos que pasaron antes por aquí; nos da uno a cada uno de los presentes para que vayamos leyéndolos en voz alta a los demás.
Después de cenar y charlar un rato nos vamos a dormir. Por la mañana tenemos preparado el desayuno antes de continuar nuestro camino.
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