martes, 21 de mayo de 2013

PRIMER CAMINO ( III)

Desde las primeras horas del día caminaba cargando mi pesada mochila, apoyánome en el bordón. No pensaba en la dureza del aetapa porque iba disfrutando de aquella aventura. Mi mirada iba de un lado a otro mientras mis pensamientos recordando viviencias pasadas me ocupaban en mi caminar. Sin embargo, al mismo tiempo, iba pendiente de todo aquello que pasaba a mi alrededor.
 
 




Después de un buen trecho paré a refrescarme, pues hacía calor, y a descansar unos instantes. Fue entonces cuando, mientras comtemplaba pasar peregrinos y más peregrinos, comencé a ser cosnciente del rico y abundante mensaje  que aquellos polvorientos caminos, aquellas tierras, aquellas humildes aldeas y pequeños pueblecitos me mandaban.
En cada pobre fachada, en las altaneras piedras blasonadas de nobles mansiones, en cada rincón estaban escritas las vidas, las historias, la existencia de hombres y mujeres que durante siglos habitaron estas tierras castellanas.

 
 
 
Recuerdo que el primer día de Camino dormí en un albergue que en tiempos pasado había sido la escuela; una escuela construida en los años treinta del pasado siglo.
 Estaba sentado a la puerta de aquel albergue mientras caía la tarde, fue entonces cuando me pregunté a mí mismo por los niños y niñas que pasaron por estas aulas, por sus vidas, por sus destinos. También sentí curiosidad por saber la suerte de aquellos maestros y maestras que desempeñaron su ilusionante tarea en aquel perdido lugar de Castilla.
¿Cuántas veces, mientras caminaba, no me  habré preguntado por las alegrías y las tristezas de los habitantes de esas tierras que iba descubriendo?





Tan absorbidos por nuestra forma de vida estamos que no somos capaces de darnos cuenta de la realidad que viven otras personas, en otros lugares, con otros problemas., con otras inquietudes.
Por eso creo que el Camino de Santiago, además de otras muchas cosas que pueda ofrecer a cada caminante, nos abre la posibilidad de encontrar otras formas de existencia diferentes y a poco que el espíritu crítico venza al desprecio  y  a la indiferencia, la reflexión nos llevará a crecer en nosotros mismos.

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