Las extensas llanuras de la Meseta, con sus pardo color van dando paso a las primeras estribaciones de los montes leoneses. El camino se abre paso por estos parajes en los que las mieses resecas por el calor del verano se aompañan con la presencia de los ganados.
Ponferrada nos muestra a nuestro paso, además de los vestigios de su pasada historia, la imagen que delata la existencia de una de sus actividades humanas más señera, la minería del carbón.
Los tejados de negra pizarra forman parte de la estampa de esta España húmeda en la que vamos entrando. Quedan pocos kilómetros para abandonar León y traspasar esa frontera natural que nos abre la puerta a Galicia.
Cebreiro. Después de la dura ascensión, volver la vista atrás y contemplar desde lo más alto las cumbres de los Montes de León es algo que impresiona al viajero.
La exuberante vegetación, tan castigada a veces por el hombre, nos rodea al paso por los hermosos bosques en los que crecen árboles como el castaño entre otros.
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