Después de la dura etapa de ayer, hoy teníamos ante nosotros otro fuerte desafío. La etapa no es muy larga, apenas unos dieciséis kilómetros - más o menos - pero es muy exigente.
Nada más salir del albergue de La Mesa comienza una ascensión de kilómetro y medio, hasta llegar cerca de los aerogeneradores. Una vez alcanzada la cima nos espera una larguísima bajada, casi ocho kilómetros en zigzag bordeando el embalse de Salime.
Las vistas siguen siendo espectaculares aunque, en ocasiones, el caminante está más pendiente del suelo que pisa que de otras cosas. La interminable bajada deja su huella en las rodillas y, aunque parezca mentira, a veces se alegra uno al encontrar un pequeño repecho en el que descansen los maltrechos músculos que se castigan en la bajada.
Pasado el embalse nos aguardan unos seis kilómetros de subida hasta llegar a Grandas de Salime. Encontrar el hotel Las Grandas y poder descansar mientras se toma algo es un gran alivio.
En Grandas no podemos dejar de visitar la iglesia parroquial de San Salvador.
.Quien pase por este pueblecito tampoco debe perderse la visita a su Museo Etnográfico. Realmente es un museo extraordinario en el que podemos hacernos una idea bastante fiel de la vida y las costumbres de los hombres y mujeres de estas tierras asturianas.
En el albergue de Grandas de Salime descansé pensando que lo más duro del Camino Primitivo ya había pasado.
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